jueves, 3 de diciembre de 2009

El poder político como dominación burocrática-legal del Capital.

por MSMA

Introducción.
El presente ensayo esta basado en los tipos de poder conceptualizados por Max Weber, los cuales están expuestos en su libro Economía y Sociedad. Específicamente analizo la dominación racional, la cual emana de una autoridad del tipo legal y administrativa que ejercen los detentadores del poder político.
Sin duda esto no puede ser comprendido sino a la luz de nuestro régimen social, el cual es el capitalismo y que reviste en modos específicos de organización política.
El teórico revolucionario Karl Marx nos dice que el Estado es “la maquina de opresión de una clase por otra” (en Serra, 2002). En el mismo contexto el revolucionario ruso Mijaíl Bakunin nos explica que la idea del Estado capitalista es una abstracción que esconde el dominio de la burguesía sobre el resto de las clases sociales (en Maximoff, 1978).
Una de las partes esenciales de la existencia del Estado burgués es el poder político, el cual “tiene por finalidad organizar la vida política” (Serra, 2002. Pág., 378) y asegurar además el mantenimiento del mismo.
No examinaremos aquí la relación del poder político con el poder económico tan solo basta con mencionar que en las sociedades modernas el poder proviene de la riqueza (Mosca, 1984). Esta misma, nos dice Engels, crea una influencia en las decisiones políticas y sobre todo, una corrupción directa en los funcionarios (en Lenin, 1969. Pág., 280).
Volviendo a nuestro análisis digamos que el poder estatal en si se refiere, según Serra Rojas, “al dominio, imperio, facultad, y jurisdicción, que se tiene para mandar o para ejecutar una cosa” (2002. Pág., 379). De lo siguiente surge el poder político como fuerza facultada para administrar la vida del Estado, pero ante todo como encargado de su permanencia, de la unidad dirán los “statu filos”; ejerciendo como ya veremos una dominación del tipo legal y burocrática.
En el primer capitulo expondré de forma breve la función de la burocracia como autoridad basada en ordenamientos legales, pero sobre todo la inmanencia y necesidad del aparato burocrático con la organización capitalista.
En el segundo capitulo abordo las formas legales como se lleva a cabo el dominio de la ley como justificación para el poder político. Tratando de mostrar los medios por los cuales se ejerce la dominación de la autoridad en el Estado democrático burgués.

1. El dominio burocrático

La idea y actividad del Estado Moderno reside como nos dice Max Webber (1977) en la creencia de lo legal, del orden establecido, pero además en la legitimidad de la autoridad para ejercer su mandato y el deber de obediencia por el resto de la sociedad política.
El respeto, la aceptación, y el reconocimiento por parte de la sociedad le da al poder del Estado a través de esta legalidad, el carácter de autoridad instituida, o igualmente de Gobierno constituido.
La burocracia en si se convierte en el grupo de individuos encargados de hacer permanente el orden estatuido, al cual se le confía la ejecución y actividades de los mandatos de la sociedad en general. Un cuadro administrativo, que en palabras de Max Weber (1977) se le confía la dirección y ejecución de las ordenanzas generales y las funciones concretas para su actividad. .
Como indica Weber, la dominación del poder político se realiza de modo impersonal y en base a las disposiciones ya instituidas legalmente y que sobre todo le atribuye potestades a la autoridad sobre el gobernado. Este autor nos señala que la dominación que ejerce del poder político se hace a través de la administración que realiza el gobierno es decir la burocracia (1977). De hecho debemos decir que el individuo y la sociedad en general recienten la dominación por parte del Estado en su contacto con la Administración pública y sus procesos burocratizados, con las secretarias o ministerios; pero sobre todo a través los aparatos represivos como policías y militares, que establecen modelos coercitivos para el mantenimiento de la institucionalidad creada.
Para Mijaíl Bakunin, la súper producción del capitalismo y la especulación bancaria ha creado la necesidad de una administración más rigurosa, una centralización del aparato estatal que sea capaz de mantener el orden de la asociación política capitalista (en Velasco, 1993). Tal es el caso de la necesidad del Estado moderno por crear un gran instrumento basado en el conocimiento especializado con el fin de poder preservarse.
Max Weber (1977) nos dice que esto establece el carácter de la administración burocrática la que además recauda los recursos económicos para el funcionamiento del Estado, pero sobre todo para si misma. Mas adelante explica que la superioridad organizativa de la dominación burocrática se debe al hecho de contar con estos conocimientos especializados, los cuales le permiten permanecer en el tiempo. Tal es así como la administración burocrática ha logrado la preservación del orden en la sociedad capitalista a pesar de sus contradicciones, todo en base a los procesos formalizados que ha creado para la gestión de los Estados y la formación profesional de sus funcionarios.
La finalidad social de la burocracia y su dominación consiste en la nivelación de intereses, ya que el reclutamiento tiene por finalidad beneficiar a los más capacitados para la función; la tendencia a la plutocratizacion, o sea a detentar la actividad por el máximo de tiempo posible que permita el marco legal; y la dominación impersonal, que consiste a ver el cargo con displicencia y la función como un deber (Weber, 1977). En la realidad se presentan distintos componentes que hacen cumplir con lo anterior, el caso del Servicio Civil de Carrera que permite incorporar a los elementos mas preparados; la sindicalización de los trabajadores al servicio del estado que les permite una permanencia casi vitalicia; pero sobre todo el desapego a sus funciones mismas que caracterizan al funcionario burocrático.

2. El dominio legal.
El principio de gobierno o autoridad como lo conocemos actualmente esta instituido en la idea de un Estado de Derecho, el cual ha sido idealmente pactado por la colectividad entera para que los gobernantes, es decir aquellos que poseen el poder político lleven a cabo su actividad dirigente en la cual en virtud e un mandato impersonal (el derecho) ejercen su poder. Max Weber (1977) nos habla de la necesidad de reglas jurídicas abstractas para el mantenimiento de la asociación política. Digamos que por medio de ellas se legitima la dominación del Estado/Capital y marca las sanciones para quien sale de la institucionalidad, las cuales son tomadas como conductas por las que se debe conducir el comportamiento ciudadano.
Andrés Serra Rojas (2002) por su parte indica que el principio jurídico que domina en un territorio legitima el poder político; sin embargo en su libro sobre Ciencia Política menciona que existen otros formas de legitimación como el consenso, incluso como bien se refiere algunos autores hablan de la imposibilidad de legitimación del poder político ya que muchas de las veces el consenso es consecuencia de la coacción de las leyes. Uno de ellos es Bakunin (en Maximoff, 1978), mismo que se refiere al derecho en relación a la política, como un medio de los gobernantes de expresarse de facto por la fuerza, por tanto el primero se vuelve un modo de justificarla.
Max Weber (1977) nos dice que la dominación legal permite el ejercicio del poder político y de las funciones, pero sobre todo marca las competencias para su ejercicio. De hecho según este autor, ahí descansa la legitimidad del dominio del poder político el cual es ejercido conforme a derecho. En todo caso el aparato estatal se encargara de formular leyes que permitan el funcionamiento del mismo; sin embargo, podemos decir que en la practica esto ha sido origen de múltiples actos de corrupción por los poderes atribuidos a las funciones. Esto debido a que “la falta de oposición permanente y de control… se convierte… en un germen de depravación moral para todos los individuo que se encuentran investidos con algún poder {político}” (Bakunin en Maximoff, 1978. Pág., 263). Recordemos que por ejemplo en México es reciente la creación de procedimientos que faciliten la transparencia gubernamental; además hay que recordar el carácter intocable que históricamente han tenido los detentadores del poder en el país.

Conclusión.
Es un hecho que el poder político se muestra como un fenómeno casi omnipresente, pero sobre todo omnipotente. A primera vista no es posible verificar que el dominio de la ley pueda representar el dominio de una clase social; que la burguesia como clase hegemónica crea para si misma y para su dominación instituciones y mecanismos de legitimidad. Asi bajo la premisa liberal de la igualdad política y el sufragio universal, así como la Democracia representiva creamos bajo la Ley, la ficción de un sistema igualitario.
Es indudable que el Estado se ha masificado, al mismo tiempo que permanece en el espacio tiempo y se sostiene por la plausibilidad de los gobernados, pero más que nada a través de las instituciones que ha creado bajo el mito de un contrato que no ha sido firmado por nadie, salvo aquellos por los cuales fue creado; sino solamente consensuado y bajo coacción por la actual generación. De ahí la caracterización del poder político como la voluntad del pueblo. Aunque no es la finalidad del presente ensayo es de suma importancia saber que este seudo contrato es la Constitución Política, el pacto social de donde emanan las normas que legitiman la dominación legal-racional que efectúa el Estado Democrático burgués.
El Estado capitalista y su creación administrativa la burocracia, sin duda están fundadas sobre la primacía de la ley. Como nunca en la historia el poder político esta investido de poderes legales y capacidad que le han convertido en la única empresa institucional capaz de reivindicar el monopolio de la fuerza, de ejercer un control directo de la actividad estatal por medio del aparato administrativo que le provee de todo un mecanismo de coerción.
Este mismo hecho ha sido la causa de la putrefacción que ha surgido en la clase política, que ante la incapacidad de los gobernados por constituir una observación rigurosa ante el ejercicio del poder político ha encontrado un camino abierto para el enriquecimiento personal.
Sabemos que la separación de la sociedad y la política como actividad encargada de su organización, se dio en los albores de la civilización de manera violenta. A partir de ahí toda teoría que nos habla de dicha actividad no es sino un intento por justificar el despojo de la capacidad de instituirse de la sociedad en provecho de las clases dirigentes, de la creación de una elite que en adelante solo estará avocada a la perpetuación en el poder. A partir de ahí todo progreso en su organización solo fue en detrimento de las clases oprimidas.
En momentos en que por la globalización neoliberal se reestructuran las relaciones de poder a nivel internacional, queda por estudiar que aspectos reviste las reformas a las leyes con el fin de legitimar legalmente las nuevas relaciones económicas, las cuales sin duda rebasan la competencia del Estado-Nación. También queda por analizar las formas de dominación burocrática en tiempos en que los ministerios o secretarias van desapareciendo para dar paso a un Estado mínimo sin intervención en la economía.
Parece ser que las exigencias supranacionales del régimen capitalista, reclaman del antiguo Estado nacional la función policiaco-militar, con una responsabilidad extraterritorial; misma que exige una centralización burocrática en los aparatos de coerción y sobre todo la creación de nuevos marcos jurídicos que permitan legitimar su acción.

Referencias.

Weber, Max (1977). Economía y Sociedad: esbozo de sociología comprensiva. México. ED. FCE.

Serra Rojas, Andrés (2002). Ciencia Política: la proyección actual de la teoría general del Estado. México. ED. Porrúa. Pp. 378-379

Maximoff, G. P. (1978). Mijaíl Bakunin: escritos de filosofía política vol.1. España. ED. Alianza. Pág., 263.

Velasco, Demetrio (1993). Ética y poder político en M. Bakunin. España. ED. Universidad de Deusto.

Lenin, V. I. (1969) Obras Escogidas. URSS. ED. Progreso. Pág. 280.

Mosca, Gaetano (1984). La Clase Política. México. Ed. FCE.